sábado, 12 de marzo de 2011

LIN YUTANG Y LOS VIEJITOS

"Amamos las catedrales antiguas, los muebles antiguos, las monedas antiguas pero nos hemos olvidado por completo del enorme valor moral y espiritual de los ancianos" LIN YUTANG
Eso digo yo...bueno ahora digamos que he recuperado la memoria porque estoy de este lado de la cancha, o sea, soy VIEJA, NOOOO!!!! antigua, suena mejor. NOOOO!!!! ahora que lo pienso antigua , referida a la gente suena a vieja chota. Bueno, ustedes me entienden, soy mayorcita pero no gagá, aunque sí querría que un viejito lindo me paseara al sol en un carrito, eso y otras cosas también, natürlich!!
Es que reconozco que la edad tiene, por lo menos en mi caso, un valor agregado. Será que yo fuí muy impulsiva de joven tanto que, a lo mejor, me perdí algunas miradas interesantes en mi loca carrera por llegar a mí misma. Pero sí me acuerdo de algunos viejos maravillosos con los que me topé de joven: mi abuelo materno, al que no traté mucho pero emanaba ternura y le encantaban las chicas en bikini (pero no era por viejo verde y baboso, sino por divertido). Mi papá, muy anciano, jugando con sus nietos como un chico. Pero los que se llevan la palma son un matrimonio de pintores argentinos que vivían en City Bell (provincia de Buenos Aires):  LOS MARISTANY. Esas maravillosas personas me dejaron una PINTURA impresa en las circunvoluciones cerebrales para siempre: una casita en el campo llena de óleos divinos, unas sonrisas y unas risas, una sabiduría sin alharacas...un modelo de envejecimiento con enriquecimiento. Así quiero ser yo. Cuando me iba de su casa, pletórica de valores espirituales, me daba vuelta y veía, a lo lejos y ya de noche, la luz interior de la casita, amarilla, en contraste con la luz azulada de la luna y pensaba: allí reside el AMOR.
Bueno, el caso es que ahora aprendí a ver esas miradas de mucha gente que me rodea  y bueno, más vale tarde que nunca. En fin, que, con un poco de suerte seré un cadáver sabio...¡¡¡ja, ja!!o, por lo menos, sereno y, si me da el cuero, feliz.

1 comentario:

  1. Linda reflexión sobre la cortedad de mira de nuestra sociedad al apartar a los mayores de nuestros entornos; tal vez porque las historias de nuestros mayores provengan de la tradición oral. Ellos no tienen vídeos donde la gente se da trompadas para reírnos, tampoco viajan por Internet apuntándose a las redes sociales; simplemente son puros recuerdos y dogmas que nos suenan a música del pasado.

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