jueves, 3 de septiembre de 2020

NO LLORES POR MÍ, ARGENTINA.

YOU KNOW?
ROBERTO PAGES

El amigo Aldo se preguntó: ¿cómo nos ocurrió Macri? Dije cómo nos ocurrió Menem, cómo nos ocurrió De la Rúa, Larreta en la ciudad, etc.
La amiga Marcela dijo, con certeza, que el problema no son esos tipos sino la clase media que los elige una y otra vez.

Ampliemos. Yo pienso, y lo dije varias veces, que es hora de preguntarnos qué nos pasa a nosotros. Y creo que nos pasa que tenemos dos extremos fascistas: la clase alta, que defiende, hasta matar, sus intereses, y la clase media baja que también mata, hasta morir, al que tiene debajo de ella.
Basta ver sus reacciones violentas, a los golpes, a las patadas, cuando se topan con un ladrón de manzanas, y cuando detestan al boliviano o peruano al que, sin embargo, le compran la verdura porque es más barata.

En el medio –ah, el medio- esas almas sensibles que defienden a los que pisan sus cabezas desde el fondo de la historia. Y basurean a los de debajo de ellos desde el mismo fondo. Incluidos ciertos votantes K progresistas que verduguean con su desprecio al mozo en el restaurante, o no saludan ni miran al que les vende paltas por la calle.

Quizás podríamos ponerlo de otro modo. ¿Qué hemos hecho para que la Legrand esté cincuenta (50) años en la televisión, haciéndoles creer a los infelices que esa mesa es finoli, que así comen los ricos? Eso se llama vivir vicariamente. Vivir a través de otros, una paja que se desvanece al terminar el programa y ver que en la mesa propia no hay candelabros ni manteles de hilo. ¿Por qué nos hemos vuelto sordos con los gritos de Tinelli durante más de treinta años? ¿Qué hacemos para que tipos como Longobardi, Majul, Leuco, Lanata, Roa, Morales Solá, entre decenas más, sean los “analistas políticos” de consumo masivo?

Preguntas: ¿Alguien me puede explicar por qué Silvestre invita a personas valiosas para interrumpirla cada veinte segundos? ¿Un alma caritativa puede decirme por qué la gente que putea a Brandoni aclara, antes, que es un gran actor, que es una lástima su proceder? Tal vez entre los lectores/as haya una persona que me explique por qué se dice que “todo el mundo tiene derecho a decir lo que piensa” cuando, justamente, esa gente si hay algo que no hace es pensar. Cuando Lanata dice que Ginés es el boludo de la semana ¿está pensando? Un ejemplo entre miles.

Hay una tendencia, acaso cómoda, a creer que los mil o dos mil boludos, ordinarios, ignorantes, que se juntan para protestar contra todo son eso, un grupito, una minoría, unos pocos descerebrados.
Cuando pase la pandemia los invito a oír a la gente en el café, en la cancha de fútbol, en la cola del cine, arriba del colectivo, en el hall del teatro, en la carnicería, en la televisión, en los lugares que se les ocurra. Oirán el empobrecimiento intelectual, emocional, estético y espiritual al que ha llegado una enorme parte de la sociedad. A lo largo de los años yo he comprobado que, en ocasiones frecuentes, al decir una frase con sujeto, verbo y predicado, se hace una pausa incómoda en el interlocutor/a. Un silencio. Durante esos segundos de silencio, no pocas veces me ha parecido oír el crujir del cerebro de ellos, intentando vanamente comprender qué carajo he dicho.

Acaba de pasar con un diálogo insulso, medio pelo, entre Morales Solá y Brandoni. MS es una mierda de tipo, ninguna novedad, pero no dijo lo que le atribuyeron sino todo lo contrario. ¿Lo exculpa de sus tropelías cotidianas? No, pero ya hace bastantes como para atribuirle las que no hace. Se llama incomprensión de textos, sordera intelectual, pasión por la estupidez, en el mejor de los casos velocidad para no llegar a ninguna parte o al lugar equivocado. No quise escribirlo porque estoy harto de escribir lo mismo una y otra vez (este texto es a pedido, mi amiga Marcela lo sabe), pero Verbitsky lo señaló el domingo en El cohete a la luna.

Nadie riega una piedra para que crezcan flores o zanahorias. Se planta, se riega y se cosecha sobre terreno fértil. Macri, Menem y tutti quanti son frutos de una sociedad. Violenta, racista, estúpida, ignorante. ¿Estoy diciendo que todo el país es así? Por supuesto que no, hay mucho talento combatido por esa mediocridad imperante, pero a ojo de buen cubero un 50% piu o meno. Más piu que meno.
Hace unos días, en C5N, un tal Ladaga decía que Messi tenía que venir a jugar a Newells. A los gritos, enfático, como todo cretino. Que tenía que dejar Europa, donde los rivales “te dejan pasar” (pregúntenle a Messi por Ramos, Casemiro, Pepe, Carvajal, Alonso, en distintos momentos del Real Madrid: si no lo quebraron nunca es porque Messi vive en el aire, toca el suelo apenas para elevarse). Y Ladaga agregaba que tenía que luchar aquí, con el empujón rival, con que te agarren de la camiseta ("que te camiseteen", decía en exquisito castellano), con el guadañazo, y hasta “con el agua fría” en la mayoría de los vestuarios.
Luciana Rubinska desesperaba, por amor a Messi, frente a lo que decía semejante imbécil. ¿Pero, preguntemos, qué estaba diciendo, qué estaba pidiendo, qué estaba exigiendo en realidad, el tal Ladaga?

Messi, volvé a la mediocridad, a lo vulgar, a la violencia, a la miseria. No aguantamos más el talento, los triunfos, la belleza reconocida en el mundo. Sé como nosotros, torpes, ventajeros, antideportivos. Sé Bilardo, Messi, por favor.
Inesperadamente, dos días después, Tévez (que me cae mal), con lenguaje correcto, sin muletillas, frente a dos desencajados por lo que Tévez decía, dijo: A veces es difícil jugar con Messi, porque a nosotros nos pasa lo mismo que le pasa a la gente en la tribuna. No sabemos qué va a hacer. Porque nosotros jugamos al fútbol pero Messi juega a otra cosa.

Esa otra cosa –Cristina, antes Néstor, hoy Alberto, por ejemplo- es lo que no se soporta. Mejor malo conocido que bueno por conocer. Esa frase que oí y me dijeron toda la puta vida. Esa comodidad enferma de vivir en la mierda y protestando y quejándose.
Esa frase penosa, estéril, ese polvo en el inodoro que, tal vez, explique porqué “nos pasó  macri o de la rúa o menem”, o nos pasa Larreta y los que se están preparando para volver.
Que ellos también vuelven, you know?

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