martes, 4 de enero de 2022

ALUCINACIONES

 #Habíaunavezunafábrica por MAURICIO KOCH





Había una vez una fábrica que no producía nada. Estaba en el centro de un pueblo y brillaba por su ausencia de trabajadores. Era la única fábrica que había y estaba abandonada desde hacía muchos años, tantos que las nuevas generaciones dudaban que alguna vez hubiese funcionado. Aun así, todos la llamaban la fábrica. Había ancianos que afirmaban que sí había funcionado, y contaban grandezas de esa época, hablaban de centenares de obreros entrando y saliendo con sus atados de ropa y sus viandas en turnos rotativos e incesantes; humo de chimeneas, cintas transportadoras, órdenes que se daban y se recibían, camiones que llegaban con materia prima y otros que salían con el producto terminado para distribuir en todo el país y hasta en el mundo. Pero los más jóvenes no creen esas leyendas. Yo, que ya tengo unas décadas, nunca la vi en marcha y no creo las historias que me cuenta mi padre, tiendo más bien a creer que él tampoco la vio funcionar y sólo me cuenta lo que a su vez le contaba su padre. A veces me pregunto qué idea de futuro puede tener alguien que creció en un lugar en el que hay una sola fábrica y esa fábrica está cerrada desde que tiene memoria. Y como es una pregunta retórica que en realidad debería hacerme a mí mismo y me asusta la respuesta, rasco en el fondo de mí hasta rescatar una pizca de fe, y aunque sigo sin creer que la fábrica haya funcionado ni vaya a funcionar, repito como un mantra día y noche "Me parece escuchar motores, como el rumor lejano de una fábrica en marcha".

Mauricio Koch

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