viernes, 7 de enero de 2022

PADRE

 LA JIRAFA AMARILLA

Moisés Saucedo Jiménez

               


Le daba palmaditas constantemente, el dibujo de la jirafa colgaba del espejo  retrovisor de su coche. Llevaba algunos años ahí y a veces la tomaba con él. Al principio le encantaba cómo daba vueltas la jirafa amarilla de papel con corazoncitos rojos que su hijita con tanto amor le había regalado. Aquel dibujo, plastificado ya, le ahogaba la visibilidad.

En cada semáforo la miraba y recordaba, en unos destellos de amor,  los cuatro años casi enteros vividos para ella. Pero ahora no soportaba aquella pesadilla colgante y aún así no la quería quitar.

Desde que su pequeñita tuvo que irse con otro padre, sólo el hecho de coger el coche le volvía loco.

Aquello tenía que terminar cuanto antes pero no sabía cómo acabaría. La jirafita era lo más bonito de su selva pero le ahogaba, le quitaba la visibilidad y le iba quitando la vida, pero jamás lo descolgaría del espejo retrovisor de su coche.

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