jueves, 26 de agosto de 2021

ESTAFASENESPAÑA.COM.

 El diario El País del 22 de agosto de 2021 hizo una interesante recorrida por las grandes estafas empresariales durante la democracia. 

Muy "nutritivos" estos revival para comprobar que muchas veces los listillos no se salen con la suya y una lo vive como una bocanada de aire fresco. Ahí va la lista de los listillos que acabaron en la cárcel:


RUMASA 1983. Recién llegado el PSOE al poder expropió el holding de Ruiz Mateos por llevar doble contabilidad, un agujero millonario (todavía en pesetas) , cuantiosas deudas fiscales y unas pérdidas millonarias que no se correspondían con los beneficios anunciados. Ruiz Mateos se fugó a Alemania hasta que fue extraditado y encarcelado, junto con sus 6 hijos varones. 
BANCA CATALANA 1984. Los fiscales presentaron una querella contra 25 directivos de la entidad, entre ellos Jordi Pujol, presidente de la Generalitat, pero fue exculpado porque se presentó como víctima del ejecutivo socialista contra él y contra Cataluña. No obstante, el propio Pujol confesó que disfrutaba de una fortuna oculta en el extranjero. Con él cayeron sus 7 hijos y otras 11 personas. 


BANESTO 1993. El Banco de España dió un ultimátum a Mario Conde, quién se resistió a reconocer la maña situación y el banco fue intervenido. Fue acusado de estafa y apropiación indebida y de haber generado un agujero de millones de pesetas. Fue condenado a 10 años de cárcel. 

IBERCORP 1994. Es un ejemplo de la cultura del pelotazo y, aunque sus cantidades no alcanzan a las de otros escándalos, muchos de los implicados pertenecían a la " beautiful people" y llevó a la cárcel al ex gobernador del Banco de España y tuvo muchas consecuencias políticas. 


TERRA 2000. Juan Villalonga importó las stock options que hicieron ricos a muchos, compró empresas y fundó otras. Pero lo más osado fue la creación en 1998 de Terra en medio de la burbuja tecnológica. Acabó en los tribunales. Terra significó el estallido en España de las "puntocom". 

GESCARTERA 2001. Antonio Camacho creó Gescartera, una sociedad de Bolsa que, entre sus clientes tenía varios obispados y arzobispados, lo que le valió el mote de broker de los conventos. Sus ramificaciones alcanzaron a directivos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores y a altos cargos del gobierno del PP, aunque una comisión parlamentaria eximió al gobierno de Aznar de responsabilidad. 

FIN DEL CUENTO. 

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