martes, 31 de agosto de 2021

UN GATO



Autor: CARLES TÀVEC

Somos legión los que experimentamos sensibilidad extrema en esta época. En mi juventud decíamos: «saltó como leche hervida» y la cosa quedaba ahí, pero en tiempo de redes sociales el escarnio está a flor de piel. Fue así que me dediqué a investigar y recopilar las acepciones de «gato», vocablo que causa escozor, controversias y discusiones, sobre todo en la Argentina, país en el que hasta se utilizó para caracterizar a un primer mandatario. Siguen a este párrafo las fuentes utilizadas en la investigación. Después aparece una lista de acepciones y al final planteo algunos ejemplos o curiosidades y mi propuesta:

 

• Diccionario integral del español de la Argentina, Voz activa, 2008, Bs. As.; 

• Diccionario etimológico del lunfardo, Oscar Conde, Libros Perfil S.A., 1998, Buenos Aires;

• Diccionario de la Real Academia Española en línea.


Gato: 1) mamífero felino doméstico; 2) persona nacida en Madrid; 3) en Costa Rica y Nicaragua: persona que tiene los ojos azules o verdes; 4) en El Salvador y México: criado o sirviente; 5) herramienta; 6) composición musical y danza que se baila a su compás; 7) bolso o talego que se utilizaba para guardar dinero y el dinero que se guardaba en él; "8") trampa para cazar ratones; 9) ladrón; 10) Hombre sagaz, astuto; 11) en la Argentina: persona que paga a otra una suma de dinero para intimar con ella; 12) En la Argentina: persona que para intimar con otra cobra una suma de dinero; 13) peluquín; 14) individuo sin bienes ni dinero.

   

Esta polisemia induce a confusiones. Por ejemplo, no es lo mismo «gato de Ushuaia» que «gato de Ursaria», y tampoco «gato de Angola» que «gato de Angora». Y vamos a dejar de lado por ahora al gato de Cheshire, al gato con botas y al gato Barbieri pues son gatos artísticos. «Alcanzame el gato» es otra frase que merece aclaración. ¿A qué gato se refiere el hablante? ¿Al animal, al peluquín, a la herramienta, a la trampa…? En otros casos depende del país. Si alguien en la Argentina dijera: «Hay mucho gato acá» y no se divisara ningún animal de cuatro patas, ¿cuál sería la acepción de la palabra «gato»? ¿Habrá muchos ladrones, mucha gente sin bienes ni dinero, muchas personas sagaces y astutas…? Por todo ello, propongo a las academias de la lengua que para denominar al mamífero felino doméstico no se use más la palabra «gato» sino «micifuz» acompañado de los sinónimos que en cada país determinen los usos y costumbres. Así, la frase polisémica: «me encontré con un gato en la calle» se convertiría en otra mucho más precisa: «me encontré con un micifuz en la calle». No seré Andrés Bello ni Domingo Faustino Sarmiento, pero ideas no me faltan.



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