sábado, 18 de junio de 2022

INCISIVOS

Cuento corto de Mónica Bardi

"Perdóname, Señor, porque he pecado. Rezaré todo lo que haga falta, te lo prometo, pero perdóname".

Entonces apareció Dios y dijo: "No será para tanto".

"Si, Padre misericordioso, es para tanto"

"Pero cuéntame, ¿qué ha pasado? ¿Qué has hecho?"

"Pero, Señor... usted que todo lo sabe...¿no lo sabe?"

"No, hijo, estoy sobrevalorado... a veces me falla la conexión".

"Ah, bueno, entonces le cuento. Yo tenía un paciente... ah, yo soy dentista, por si no lo sabía... bueno, a lo que iba... yo tenía un paciente espantoso: nunca estaba conforme, pagaba mal, se ausentaba de las visitas y me amenazaba con denunciarme, amargándome la vida".

"¡Ay, pero qué malo!" dijo Dios consternado.

"Y resulta que yo le hice un trabajo precioso; realmente puse toda mi habilidad y sapiencia en esos incisivos que quedaron espectaculares. Pero él... él siempre quejándose para no pagar".

"Muy mal, muy mal" dijo Dios que, claro, siempre estaba juzgando porque ese era su trabajo. "Pero entonces", agregó "estás en paz con tu conciencia, hijo mío. ¿Por qué lloras?"

"Pido perdón, padre misericordioso,  porque mi paciente se cayó de la moto y se reventó los incisivos... y yo estoy llorando de risa". 



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