martes, 5 de julio de 2022

CORRIENDO

 


Por Martín Barizo (Martuchi) 

Se me vienen dos actores a la memoria, Tom Hanks en Forrest Gump que decide correr el personaje y lo hace durante un período de la película, recorriendo kilómetros y kilómetros.

Y Tom Cruise en la mayoría de sus películas se la pasa corriendo. 

Todos vamos corriendo, queremos salir de la niñez, de la primaria, de la secundaria, queremos ser adultos, vamos corriendo saltando todas las etapas que se puedan.

Nuestros teléfonos pueden medir unas centésimas de  segundo, tenemos marcado rápido, incluso acelerador de audios de whatsapp.

¿Hacia dónde vamos corriendo? Comida rápida, sexo rápido, convivencia, hijos separación,  el trabajo acelerado, las vaciones a mil, volver mas estresado que antes de irnos.

Todo lo vivimos, fragmentado, superficialmente, con un toque de la pantalla, con un emoticono, una carita para responder. 

Me encanta el deporte, incluso los deportes como la Fórmula 1 o el motociclismo donde la clave es la velocidad. 

Pero nos hemos olvidado que a cierta velocidad perdemos la capacidad de ver el paisaje. Imagina un recorrido de unos 30 kilómetros.

 Ahora recorre ese paisaje el que tu quieras, caminando. Haz el mismo recorrido en bicicleta, ahora en moto. ¿ y si lo haces en coche?

A mayor velocidad, perdemos capacidad para disfrutar de lo que nos rodea.

"La felicidad me persigue, pero yo soy más rápido" escribió Fernando Savater en uno de sus libros, una sentencia que figuraba pintada en una pared de Madrid.

Yo ignoro muchas cosas, tal vez no sepa casi nada de la vida, puede ser. Pero si algo aprendí fue a detenerme.

A bajar un cambio, por lo menos en alguna parte del día, en alguna parte importante de la semana.

Quiero ser un tipo  analógico , no digital, de la época en que todo va a la velocidad adecuada. 

Cuando era chico, no había teléfonos personales. Quedabas en una plaza y esperabas y nadie se moría por esperar.

Hemos perdido la capacidad de observar. Un atardecer, unas nubes, la luna, las estrellas, los árboles danzar al ritmo del viento.

Soy de los que le gusta ir al cine antes de que se apaguen las luces. Entrar en el ritual de calmarse antes de ver la película. Verla. 

Y tener un buen debate luego de la misma, que dure horas si la película amerita la reflexión.

Los niños no saben esperar a los abuelos que se ponen lentos con los años, están ansiosos. 

Nadie presta atención en clase como antes, la mente se aburre enseguida.

Casi nadie escucha, todos  quieren hablar al mismo tiempo que el otro. 

La gente sufre sola, nadie tiene tiempo de consolar a los otros. El consuelo es por grupos de whatsapp a la distancia.

En Estados Unidos con la excusa de la pandemia tienen sepelios para velar a un muerto sin bajarte del vehículo.

Coche fúnebre, bajas las ventanillas lo miras y sin bajarte despides al muerto, y así todos los vehículos en fila. Un velatorio express.

El que solo quiere correr como forma de vida huye, primero de sí mismo, luego de lo que lo rodea, porque pierde la capacidad de disfrutarlo.

Y sobre todo, no puede y no quiere responder a cosas que yo llamo importantes. ¿Soy feliz? ¿Estoy cumpliendo mis sueños?

Los que van muy rápido, la vida, el Universo o el mismo cuerpo les dan un llamado de atención y los detienen. 

Una multa de exceso de velocidad, un golpe que no te deja caminar con normalidad, un trámite que nos frena.

Todas las encuestas a personas a punto de morir revelan lo mismo a la pregunta ¿Que hubiera cambiado de su vida?

La mayoría respondió lo mismo. "Pasaría más tiempo con mis seres queridos".

Te cuento un secreto: hazlo ahora, llamales por teléfono, pierde el tiempo con tus amigos, cancela tu agenda y ve a visitar a gente entrañable.

Nos vamos a llevar esos buenos momentos. Todo lo demás es ir corriendo.

1 comentario:

  1. Gran verdad, en la única etapa de la vida que no queremos que corra el tiempo es en la vejez.

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