domingo, 16 de octubre de 2022

CARTAS

 


Cuento corto de Mónica Bardi

Y las cartas seguían llegando. A saber quién las abría y leía porque el destinatario hacía rato que había muerto. Eran solo cartas de papel, de las antiquísimas que uno echa en un buzón; muy posteriores a las tablillas de arcilla, al papiro, al pergamino y a la imprenta, para ubicarnos. Discurrían dichas cartas entre novedades familiares, hechos políticos y viajes a lugares exóticos. Tenían un gran aroma de intimidad, de confianza; había un cariño explícito entre sus letras. Nunca sabremos si el que las escribía se había anoticiado que el destinatario había muerto y seguía escribiendo por puro hábito, a pesar de la falta de respuestas. O quizás escribía por una especie de monólogo interior. O por la imposibilidad de aceptar la desaparición del otro. En  ULYSSES, Joyce se pregunta: "¿Qué es un fantasma? (...) Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambio de costumbres". (...)

El hecho es que este escribiente solitario un día cualquiera, después de algunos años, recibió una respuesta plena de explicaciones por una ausencia tan prolongada y poniéndose al día con las novedades familiares, políticas y turísticas. Así fue como se pudo reiniciar una amistad epistolar entre dos personas absolutamente desconocidas ya que el remitente también había muerto. 

4 comentarios:

  1. Precioso. Me hizo acordar a las cartas que escribía Guadalupe la esposa de Mariano Moreno que nunca pudo leer porque murió en alta mar (o lo mataron)

    ResponderEliminar
  2. Puente para "otros dos"

    ResponderEliminar
  3. Ojalá no me suceda. No hay peor sordo que un muerto!

    ResponderEliminar