viernes, 13 de enero de 2023

ESTIÉRCOL

 CADA PERSONA TIENE SU ESTIÉRCOL PRIVADO. Manuel Vicent

Odio a los que gritan “¡al ladrón, al ladrón!” cuando ven correr al raterito. Odio a todos los delatores y arrepentidos. Odio a los mayordomos fieles, a la criada que cuenta las intimidades de su señora, a los amantes que presumen de sus hazañas amorosas, a la mujer que llama a su amiga para decirle que su marido la engaña, a los periodistas que se alimentan de delaciones, a los policías que deben su prestigio a los confidentes, a todos los que prosperan de la basura de los demás. Cada persona tiene su estiércol privado. Ése es su primer derecho. Odio a todos los que arraigan en este estiércol ajeno porque mi miseria constituye su fortaleza. Odio a la CIA y a las fuentes generalmente bien informadas, a las madres que atribuyen una paternidad rentable, a los financieros despechados que se vengan con informes venenosos, a los que después de soplar la noticia ruegan que no se publique su nombre. Todas las noches oigo pasar el camión de la basura. De los desperdicios que uno deja en el portal vive mucha gente. En las afueras de la ciudad hay basureros humeantes donde fermenta eso que usted ha desechado, y por esas colinas de inmundicia uno puede ver a furtivos escarbando todos los días. Es un vertedero público. A todos nos pertenece. Pero existe también en cada persona un basurero íntimo en el que uno va acumulando todas sus debilidades privadas. No hay derecho más natural que poder cultivar algunas flores en esa mierda sin que ningún furtivo pueda pisarlas. Mucha gente vive de las flaquezas del prójimo. Un desliz que cometas será un tesoro para otro. Odio a todos los censores, confesores, moralistas. Odio a los negociantes de escándalos, a los que presumen de saber de qué pie renguea cada uno. ¿Ha habido en la historia algún caso de delación que haya servido para algo noble? Odio a los que sin ser policías detienen al ladronzuelo que huía. Mi propia miseria, el estiércol privado, es lo que amo sobre todas las cosas.     


Manuel Vicent  


3 comentarios:

  1. Con odiar, en algunos casos, no alcanza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo estuve rebuscando en mi memoria a quien odio y no recuerdo a nadie.

      Eliminar
  2. Coma mierda, millones de moscas no pueden estar equivocadas

    ResponderEliminar