Foto de Oscar Larco
PROSA DE FERNANDO PESSOA
No creo en Dios porque nunca lo vi.
Si él quisiera que yo creyera en él,
sin duda vendría a hablar conmigo
y entraría por mi puerta
diciéndome, ¡Aquí estoy!
(Esto es tal vez ridículo a los oídos
de quien, por no saber qué es mirar las cosas,
no comprende a quien habla de ellas
con un modo de hablar que a reparar en ellas enseña.)
Pero si Dios es las flores, los árboles,
los montes y sol y la luz de luna,
entonces creo en él,
entonces creo en él a toda hora
y mi vida es toda una oración y una misa,
y una comunión con los ojos y por los oídos.
Pero si Dios es los árboles y las flores
y los montes y la luz de luna y el sol,
¿Para qué llamarlo Dios?
Lo llamo flores y árboles y montes y sol y luz de luna;
porque si él se hizo, para que yo lo vea,
sol y luz de luna y flores y árboles y montes,
si él se me aparece como siendo árboles y montes
y luz de luna y sol y flores,
es que quiere que lo conozca
como árboles y montes y flores y luz de luna y sol.
Y por eso yo le obedezco,
(¿Qué más sé yo de Dios que Dios de sí mismo?),
le obedezco viviendo, espontáneamente,
como quien abre los ojos y ve,
y lo llamo luz de luna y sol y flores y árboles y montes,
y lo amo sin pensar en él,
y lo pienso viendo y oyendo,
y ando con él a toda hora.
Un damasco este Pessoa
ResponderEliminarUn damasco este Pessoa.
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