domingo, 30 de mayo de 2021

MI CIUDAD

 



TÉMPERLEY por Heraldo Melipal


El sur me vino de tus manos abiertas y morosas, de la música callada de tus siestas, del vértigo festivo de la infancia y de las tertulias incansables que en las veredas tuvieron hace años ecos de la Rubia Albion y de William Wallace, de Mrs Duncan saludando en la puerta de su casa o Mr Gidford protestando porque confundiamos su Escocia nada menos que con Inglaterra 

El sur llegó en en el diamante de tus rieles, en trenes entusiastas y también cansados, expuestos al látigo del sol y abiertos a la noche como los ojos de los gatos.

El sur amaneció en tus techos a dos aguas,en los recreos bulliciosos de la Escuela 37, en los antiguos carros pregoneros, en la feria de los dias en los cuales no habíamos perdido aún la inocencia.

El sur se cristalizó en las noches de vigilia, en los búhos del campanario de la Piedad, en el sueño manso de las esperas, en el amor y los ardores resonando en tus esquinas.

El sur abrió las puertas de las historias que aún se acurrucan en el umbral de la Farmacia Duchini , en los codos fantasmales del Hipódromo , en el mostrador eterno del bar Benito, en las serenatas crepusculares de Dorrego, Brandsen o cualquiera de tus calles que tocaron mi alma.

El sur vistió una casaca celeste y supo morder el césped de sábados airosos o domingos donde tu nombre vendía muy cara su derrota.

El sur explota hoy en los colores y las formas que el Comando Flor hizo nacer en las paredes roídas por la tristeza, hasta convertirlas en jardines de la Delicia, en resurrecciones de alegrias que nuestra artista hace inmortales

El sur se despierta cada día en la mesa y el café de siempre del Bicentenario,mi segundo hogar, el que me cobija antes del comienzo o en la pausa del regreso, el que ha sido testigo de mis dolores o mis algarabías y ha susurrado no pocos de mis textos de fiebre.

El sur tiene la marca de las Torres, la hondonada de Brown y 14 de Julio, la bella sobriedad de Villa Grampa, los recuerdos que acuden en tropel de la mano de mi viejo, el rezo de mi vieja o la risa de mi hermana; la inconmensurable felicidad que fotografía el rostro de mis hijos en la vieja calesita de la plaza.

El sur, definitivo y revelador, ha nacido en el arco amoroso de tu nombre.

                                Heraldo Melipal

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