sábado, 11 de septiembre de 2021

IRONÍA BORGIANA.

 

Personalmente admiro profundamente a Vallejo. Hay poemas de él que me cuestan recitar en voz alta sin que se me quiebre la voz.

Y me parece que no hay nada en Borges que vaya en contra de Vallejo o Vargas Llosa o de cualquier otro escritor sea este latinoamericano, de América del norte, europeo o asiático.

Borges fue un hombre de letras y un pensador que nunca se calló las cosas. Dicen que iba a Francia y les decía que a él Proust no le gustaba. En una oportunidad en Buenos Aires, una asociación cultural Soviética-Argentina lo invitó a los festejos por otro aniversario del nacimiento de Dostoievski. Estaban todas las autoridades de la embajada de la ya desaparecida Unión Soviética y las máximas autoridades de la cultura argentina, Borges fue sentado en la mesa de los oradores y cuando le dieron paso para hablar Borges dijo: “Dostoievski es un gran escritor, pero a mi mucho no me gusta. Les voy a hablar de Dante.”

Y dio una conferencia sobre Dante. Al terminar, lo aplaudieron de pie. Eso era Borges.

También decía que no le gustaba Quevedo, que prefería a Góngora y que ambos eran mejores escritores que Cervantes, que podían escribir cualquier página mucho mejor que Cervantes, pero que ellos nunca hubiesen podido escribir una obra maravillosa como El Quijote.

Decía también “...cuando pensamos en la literatura italiana, pensamos en Dante, cuando hablamos de la literatura inglesa, pensamos en Shakespeare, y cuando lo hacemos sobre la literatura alemana, pensamos en Goethe. Pero cuando pensamos en las letras de Francia no surge un nombre que la identifique ya que todos ellos han sido la literatura francesa, podemos afirmar así que la literatura, es la literatura francesa.”

Pero también hay que considerar que Borges fue un hombre muy burlón y con un sentido del humor muy sarcástico. En ocasión de la visita a Buenos Aires del matemático, psicoanalista y escritor francés Daniel Sibony, quien hablaba varios idiomas, se reunió con Borges a quien quería conocer. Al encontrarse Sibony le pregunta a Borges en qué idioma prefiere que hablen, Borges propone y dice “Hablemos en francés.” Y justifica inmediatamente “Dicen que la lengua francesa es tan perfecta que no necesita escritores. A la inversa, dicen que la lengua castellana es una lengua que se desespera de su propia debilidad y necesita producir cada tanto un Góngora, un Quevedo o un Cervantes.”


Borges, infinito e inmortal.

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